Se inicia un nuevo año académico y una de las primeras tareas es hacer el programa de las asignaturas.
Esto significa programar las clases. Cuando se fundaron las primeras universidades en Europa, alrededor del 1100, utilizaron la clase magistral como el método principal de enseñanza. En 2017 aun sigue siendo así.
Sin embargo, a diferencia del 1050, el año 2017 vivimos rodeados de recursos educativos ilimitados. Ya sea que te interese El impacto de las epidemias en la sociedad occidental,
Ciencia y cocina, Razonamiento inductivo o Fotografía Dental Clínica. Los que hago usualmente son refrescar matemáticas para estudiar junto a mi hija o de investigación como este de manejo de datos. Prácticamente todo lo que te puedas imaginar lo puedes aprender en línea
Cuando iba en tercero de universidad (Universidad de Valparaíso), un profesor hizo clases con algo que encontré mágico, un datashow mostrando una presentación en powerpoint. Wow! Pensé, esto es lo mejor. Unos años después la clase se convirtió en el powerpoint. ¿Profe, va a entregar el powerpoint? O mejor aun: evaluación negativa para los profes que no entreguen el powerpoint. Incluso más, recuerdo una vez que se cortó la luz y el profesor dijo. No podemos hacer clases. Realmente la clase ERA el powerpoint.
Sin embargo, en los últimos años se ha acumulado suficientes datos que muestran que las metodologías activas mejoran de manera significativa el aprendizaje de los estudiantes. De hecho, un profesor de física de Harvard dice que es incluso es antiético hacer clases con métodosque ya sabemos no funcionan.
La clave radica en cambiar las clases, el rol del docente y del estudiante de un modelo pasivo a uno activo. Sin embargo, hay tres grandes barreras contra este cambio.
En primer lugar, curiosamente, los más refractarios a esto son los propios estudiantes. Es más comodo ser pasivo, ir a clases a sentarse, esperar que alguien tome apuntes, grabe la clase o el profe entregue el power, y en caso que me vaya mal siempre le voy a poder echar la culpa al profesor.
En segundo lugar, en Chile, debido a la creciente comercialización de la educación superior, el modelo de clase magistral es por lejos lo más rentable, un profesor para 50 estudiantes.
Y en tercer lugar los mismos profesores, algunos de los cuales son expertos en karaoke académico: leer diapositivas.
Cambiar el sistema de educación en la sala de clases universitaria requiere de un compromiso a estos tres niveles.
Afortunadamente tengo la suerte de contar con colegas extraordinariamente capaces y hábiles, ninguno de estos cambios sería posible sin el apoyo y compromiso de ellos. En el caso de las asignaturas que tengo a cargo, hemos ido implementando incrementalmente cambios de metodologías pasivas hacia activas.
En primer lugar estamos dejando todas las clases en formato online. Con esto liberamos tiempo para otras cosas, principalmente trabajos prácticos y además para que los docentes se dediquen a tareas de investigación.
En segundo lugar ahora más de la mitad de las actividades son prácticas, aprovechando todo el tiempo liberado con las clases magistrales, que ahora están disponibles en linea.
En tercer lugar un cambio significativo en la evaluación. Así, el porcentaje de las pruebas teóricas nunca supera el 40%. Las pruebas teóricas (de alternativa o incluso de desarrollo) tienden a hacer creer al docente que un estudiante con buena memoria es un buen estudiante, y resulta que no es lo mismo. Para esto, hacemos énfasis en los trabajos prácticos, y en estos la mitad de la nota proviene de la coevaluación de los mismos estudiantes. Esto significa que un porcentaje importante de la nota la colocan los mismos estudiantes. Quizás los dos grandes mitos de la educación universitaria es que a) el aprendizaje está a cargo del profesor, y b) la evaluación debe estar a cargo del profesor. Al menos en nuestro grupo no pensamos así.
En primer lugar estamos dejando todas las clases en formato online. Con esto liberamos tiempo para otras cosas, principalmente trabajos prácticos y además para que los docentes se dediquen a tareas de investigación.
En segundo lugar ahora más de la mitad de las actividades son prácticas, aprovechando todo el tiempo liberado con las clases magistrales, que ahora están disponibles en linea.
En tercer lugar un cambio significativo en la evaluación. Así, el porcentaje de las pruebas teóricas nunca supera el 40%. Las pruebas teóricas (de alternativa o incluso de desarrollo) tienden a hacer creer al docente que un estudiante con buena memoria es un buen estudiante, y resulta que no es lo mismo. Para esto, hacemos énfasis en los trabajos prácticos, y en estos la mitad de la nota proviene de la coevaluación de los mismos estudiantes. Esto significa que un porcentaje importante de la nota la colocan los mismos estudiantes. Quizás los dos grandes mitos de la educación universitaria es que a) el aprendizaje está a cargo del profesor, y b) la evaluación debe estar a cargo del profesor. Al menos en nuestro grupo no pensamos así.
Luego de varios años de ensayo y error, estas recomendaciones pueden servir a otros docentes enfrentados a un problema similar al nuestro, como pasar de metodologías pasivas a activas.
Por un lado, cambiar la manera de hacer clases (pasivas, aburridas, olvidables) cambiando las herramientas con que las hacemos. Salir de esa zona de confort (cof cof Powerpoint) y cambiar a otros métodos. A mi me han servido dos: LaTex/Beamer debido a que hay que jerarquizar los contenidos y lo otro es volver a la tiza y pizarrón. Para las clases online utilizo cualquier sistema que permita grabar la pantalla y Office Mix. Por ejemplo, aquí una clase en OfficeMix
Por otra parte, cuando me toca ir a clases como estudiante, siempre, SIEMPRE tomo apuntes. Quizás la mentira más grande que un estudiante puede decir es “esto no lo anotaré porque es tan importante que sería imposible olvidar”. El tomar apuntes es la manera más simple y rápida de convertir una clase pasiva en una clase activa.
Como sea, cambiar la estructura de nuestros cursos y de la sala de clases universitaria require esfuerzo y dedicación. El objetivo de este cambio debe ser uno, permitir a los estudiantes explorar y desarrollar al máximo sus habilidades dentro del área profesional que eligieron.
Finalmente, la reflexión es que hay un hecho: las clases magistrales no solo son aburridas, sino que científicamente han mostrado ser inefectivas comparadas con otros métodos de enseñanza.
Así que si ahora sabemos esto. ¿cómo podemos seguir haciendo clases de la misma manera que en la época medieval?
Como sea, cambiar la estructura de nuestros cursos y de la sala de clases universitaria require esfuerzo y dedicación. El objetivo de este cambio debe ser uno, permitir a los estudiantes explorar y desarrollar al máximo sus habilidades dentro del área profesional que eligieron.
Finalmente, la reflexión es que hay un hecho: las clases magistrales no solo son aburridas, sino que científicamente han mostrado ser inefectivas comparadas con otros métodos de enseñanza.
Así que si ahora sabemos esto. ¿cómo podemos seguir haciendo clases de la misma manera que en la época medieval?
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